domingo, 26 de junio de 2016

¡Hola de nuevo!

Mira que dibujo más chulo de Urano.
¡Hola! Me podeis llamar S, y este es mi blog. Lo cierto es que mi nombre ni siquiera empieza por S, empieza por A, pero S suena más épico. "S"...
No me llaméis Pantalones de Vainilla, y mucho menos Pantalones a secas (Aunque Vainilla suena guay), Pantalones de Vainilla es el nombre del blog.
Bueno, creo que daría igual si dijese mi nombre de verdad, no es nada del otro mundo y probablemente hay muchísima más gente con el mismo nombre, pero por si las moscas, llamadme S.

Soy una persona al margen del orden social establecido. No porque yo lo haya decidido: siempre ha sido así. Desde que tengo memoria he sido una bicha rara (O como se diga la versión femenina de “bicho raro”) Algunas personas de creencias tradicionales creerán que el sistema es perfecto, y que solo deja de lado a aquella gente que se lo merece.
“¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?” – Dijo Segismundo, el pavo encerrado en la torre de La Vida Es Sueño.
No tomo drogas, ni fumo, ni bebo, no tengo ni piercings ni tatuajes (Solo me permito la libertad de teñirme el pelo de colores chillones), he nacido con la oportunidad de estudiar y la estoy aprovechando. Jamás he practicado la prostitución ni tenido nunca relaciones sexuales sin protección. Sería una santa de no ser que la sociedad me considera un individuo directamente inadecuado por mi condición sexual, por lo que tengo que disimularla. Quizá este setiembre pueda comenzar la terapia hormonal para empezar el cambio de sexo, será entoces cuando termine mi posibilidad de fingir ser un chaval normal y corriente (sexualmente hablando), y serán un par de años bastante raros en los que seré una especie de bicho sin género que andará por ahí ofendiendo las creencias sociales de todo cristo.
Supongo que desde el punto de vista de muchos puedo parecer una rebelde sin causa, pero en realidad si que tengo causa.
Creo que tengo buenos amigos que me respetarán y me tratarán bien cuando dé el paso, pero en internet me han dicho de todo. He sido víctima de transfobia, misoginia, homofóbia (por ser lesbiana) y una especie de “megalotranshomofobia” por parte de perturbados mentales que diréctamente no se cortaban ni un pelo y me amenazaban con ir a mi casa y “ponerme a dormir”… Tampoco voy a ir de víctima, que se atrevan a entrar por la puerta de mi casa si tienen agallas.
Lo que quiero decir es que la sociedad “amonstruiza” a la gente, intenta clasificarla bajo criterios y separarla en vez de enriquecer la diversidad mezclándola. Quizá pueda parecer algo paradógico que quiera diversidad pero no acepte la opinión de unos pocos que va contra mí, y es que cuando un argumento sobrepasa los límites del insulto y la amenaza, algo falla.
He pensado muchas veces que quizá el problema estaba en mí, pero como ya expliqué en otro artículo anterior, la transexualidad es fácilmente explicable como un fallo natural del cuerpo, y que para “reajustarla psicológicamente” haría falta prácticamente un transplante de cerebro, y creo que hay gente que lo necesita con más urgencia que yo.

Y recuerda que este blog está tan muerto que lo más probable seas la primera y única persona que lea esto. Por favor, deja un comentario o algo.

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